El buen Ortodoncista ha de tener una formación especializada que debe ejercer de una manera responsable sin delegar sus funciones, y ha de mantener una buena comunicación con su paciente de manera continua durante todas las visitas y fases del tratamiento.

Después de cinco años de carrera universitaria de Odontología, el profesional que se quiere especializar en Ortodoncia ha de dedicar varios años de estudio y aprendizaje teórico y práctico en postgrados universitarios, hospitalarios, en régimen de tutoría con otros ortodoncistas de prestigio y experiencia y durante toda su vida profesional continuar su formación a través de cursos, seminarios, conferencias, con asistencia a congresos nacionales y extranjeros.

Las continuas innovaciones tecnológicas de esta especialidad, el desarrollo de nuevos procedimientos clínicos en ortodoncia, ortopedia maxilar y cirugía ortognática, requieren una sólida formación teórico-práctica, que capacite el desarrollo de habilidades y competencias clínicas adecuadas en el trabajo del especialista en ortodoncia.

Este esfuerzo intelectual y económico que supone un estudio continuo para estar al día en conocimientos y nuevas técnicas, ha de reflejarse en la consulta médica y en los resultados de los tratamientos. Para ello es necesario ser también un buen clínico y tener presente que ciertas funciones no se deben delegar en el personal auxiliar.

La ayuda del personal auxiliar no solo es necesaria, sino fundamental en el trabajo de una clínica dental, pero el límite de sus actuaciones ha de estar claro ya que está descrito por ley. Por ejemplo: un auxiliar puede tomar impresiones de la boca o hacer radiografías y fotografías al paciente, pero no debe cementar un bracket.

El buen ortodoncista cuando revisa un tratamiento de ortodoncia tiene que tener presente los objetivos que se ha marcado en el estudio del caso y cuando se llega a los 2/3 del tratamiento, debe realizar una nueva evaluación para comprobar que se están consiguiendo esos objetivos. Si lo considerase necesario, despegará y volverá a cementar los brackets de aquellos dientes que no terminen de estar perfectos.

Cuando el ortodoncista cementa un bracket en un diente, que previamente ha seleccionado en el estudio del caso, está visualizando el movimiento que pretende conseguir en ese o en esos dientes al posicionarlo de una u otra manera.

Cada vez es mayor el número de pacientes que presentan sus quejas formales porque son tratados por el personal auxiliar y tienen poco contacto con el ortodoncista. El buen ortodoncista no sólo lo es por tener un posgrado o un máster,  sino porque ejerce a diario como tal y demuestra con sus casos su competencia y profesionalidad.

Para conseguir la excelencia en un tratamiento de ortodoncia, es además imprescindible la colaboración del paciente, el cual tiene un alto porcentaje de responsabilidad en el resultado final del tratamiento.

Para ello es fundamental la comunicación ortodoncista-paciente, que se ha de establecer continua y bidireccional durante todas las visitas y en todas las fases del tratamiento.

Los pacientes han de acudir periódicamente durante su tratamiento de ortodoncia a la consulta y han de establecer una relación con su ortodoncista y el equipo de profesionales que le atienden basada en la confianza y para ello se han de cuidar todos los aspectos científicos, técnicos y de relación social.

Hay que dedicar tiempo para escuchar al paciente, aclarar todas las dudas que le surjan, transmitir información y conocimientos con leguaje claro y adaptado a su edad y nivel  sociocultural, para que el paciente se vaya haciendo cada vez más responsable de su tratamiento y así colabore en aspectos como: limpiarse bien, no soltar brackets, colocarse elásticos si fuese necesario,  realizar ejercicios de deglución o fortalecimiento de músculos masticatorios etc..

En resumen, el buen ortodoncista ha de tener una sólida formación de base, ha de actualizarse en conocimientos y avances tecnológicos, ha de ejercer en clínica como responsable del tratamiento y ha de comunicarse con el paciente para lograr los objetivos comunes de excelencia en los resultados del tratamiento.

Vivimos en la actualidad en una sociedad con exceso de oferta, donde somos muy exigentes y donde se quieren resultados rápidos. Debemos explicar a nuestros pacientes que para conseguir la excelencia hace falta tiempo y mimo: “Vísteme despacio que tengo prisa”.

Cada caso de ortodoncia realizado es una obra artística que requiere conocimiento, implicación, tiempo, visión y don.

Una obra que va firmada por nosotros con cariño en cada paciente que tratamos.

 

Dra. Estefanía Guisasola.

CLINICA DENTAL GUISASOLA, tu clínica dental de confianza en Valencia.

newspaper templates - theme rewards