La pérdida de un diente  no solamente presenta un problema estético sino que también tiene una repercusión funcional considerable.

Muchos de los pacientes que pierden una pieza dental  optan por no restaurar la pieza pensando que ahí termina  el problema. Sin embargo, esto es falso. El espacio que ha quedado entre los dientes provoca una alteración en la boca que puede acarrear consecuencias.

Entre los efectos “que no se ven” derivados de la pérdida de dientes, a parte de los más lógicos como pueden ser la dificultad para pronunciar ciertos fonemas y para la masticación y trituración de alimentos, destacan:

Pérdida de hueso. El hueso donde estaba alojado el diente ausente comienza a atrofiarse inmediatamente después de la pérdida. El hueso alveolar necesita estimulación para mantener su forma y densidad, una estimulación que desaparece en el momento que no existe ninguna raíz del diente que la transmita. Cuando se pierde una pieza dental esta falta de estimulación causa una pérdida de la anchura, seguida de una disminución de la altura y, por último, del volumen del hueso lo cual inevitablemente afectará a la sujeción de los dientes cercanos.

Disminución de la encía derivada de la reducción de hueso.

Mayor desgaste del resto de piezas. La ausencia sobretodo de piezas posteriores (molares) conlleva dejar de masticar por el lado que ha sufrido la pérdida, forzando al resto de dientes a sobrecargarse por tener que suplir la función de la pieza dental perdida, provocando un mayor desgaste en la zona.

Desajuste de la mordida. Los dientes adyacentes tienden a inclinarse hacia el espacio edéntulo y los antagonistas, además de perder su funcionalidad al carecer de diente opuesto contra el que masticar, sufren una sobreerupción al tratar de recuperar un contacto en oclusión que nunca va a producirse. Si los opuestos al hueco están en la arcada superior, este hecho puede provocar una exposición del cuello del diente al salirse del hueso y de la encía, con la consecuente hipersensibilidad y mayor riesgo de caries, por ser una zona no cubierta por esmalte y más susceptible al ataque ácido de las bacterias.

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Ante estos problemas la odontología ofrece diversas opciones para reemplazar los dientes perdidos. La implantologia ha revolucionado el mundo dental y, en la actualidad, se puede reponer los dientes perdidos con implantes dentales de una manera segura, poco agresiva, rápida, precisa y estética.

Los implantes dentales son raíces artificiales de titanio tratado que se colocan en el interior del hueso maxilar, y que permiten sujetar dientes y prótesis fijas, muy parecidas a los dientes naturales.

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Otros sistemas de sustitución de dientes son las prótesis fijas también conocidas como “puentes” o las prótesis de quita y pon.

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Por todo ello, es necesario enfatizar la importancia de reemplazar los dientes perdidos lo más rápidamente posible, porque cuanto menos tiempo dejemos pasar antes de sustituirlos, menores serán los problemas colaterales y su solución más rápida, sencilla y económica.

Dra. Estefanía Guisasola Lerma Col2285

CLÍNICA DENTAL GUISASOLA, tu clínica dental de confianza en Valencia

 

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