La infección bacteriana de la pulpa dental o nervio es consecuencia en un 90% de los casos, de la caries dental y puede provocar una inflamación aguda o crónica del tejido periradicular del diente, llamada periodontitis apical. Cuando esta infección se agudiza y produce una inflamación, se llama «flemón dental«.
En los casos en que la caries alcanza la pulpa dental, se provoca una pulpitis y/o necrosis pulpar. El contenido polimicrobiano sale por el foramen apical o conductos laterales de la raíz del diente e invade el tejido conectivo periapical de alrededor de la raíz del diente, provocándose una respuesta inflamatoria e inmune que conlleva la destrucción ósea de alrededor del diente.
La periodontitis apical puede presentarte como: periodontitis apical aguda o crónica, abceso apical agudo o crónico, abceso fénix y osteitis condensante.
La prevalencia de la periodontitis apical es muy alta en España: un 61% de los individuos, sufren esta patología dental y muchas veces pasa desapercibida porque se cronifica. Así pues, en ocasiones es un hallazgo casual que se observa en una revisión rutinaria.
El tratamiento de elección para los dientes con periodontitis apical crónica, con buen pronóstico periodontal y restaurador, es el tratamiento de los conductos «endodoncia» que supone la limpieza y desinfección de los conductos radiculares y posterior obturación con gutapercha y sellador endodóncico. Tras eliminar el nervio muerto, el diente debe cerrarse con una reconstrucción, empaste y su posterior restauración prostodóntica, ya sea una corona cerámica o una incrustación.
Cuando este tratamiento fracasa el diente endodonciado seguirá presentando signos radiográficos y/o clínicos de patología periapical como una periodontitis apical crónica persistente.
Dr. Nicolás Collado col. 3515
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